...

El uso horario que actualmente tiene España en la Península, (UTC +1:00), es un vestigio histórico que remonta su origen en la Segunda Guerra Mundial, cuando todos los países del meridiano de Greenwich adaptaron sus horarios al huso centro alemán (el actual en España) por cuestiones estratégicas. Tras la contienda todos volvieron a retrasar sus relojes una hora, con nuestra excepción España.

Esta excepción de carácter histórico, unida a nuestra arraigada y particular idiosincrasia cultural, según algunos expertos, nos hace menos productivos que nuestros colegas europeos.  Por este motivo, en el Congreso de los Diputados durante la aprobación del informe de medidas elaborado por la subcomisión para el estudio de la racionalización de los horarios, la conciliación de la vida personal, familiar y laboral y la corresponsabilidad, varios grupos parlamentarios pidieron al Gobierno un estudio socioeconómico para conocer en detalle cuál sería la incidencia económica global de un posible cambio de huso horario en España, recuperando la antigua vinculación al huso horario de Greenwich (una hora menos).

Este cambio de horario no es sólo una cuestión histórica, recuperar el uso horario de Greenwich, es un gesto que traería, a priori, importantes cambios productivos sobre la jornada laboral, que en España comienza de media a las 9.00, una hora más tarde que en otros países europeos, a lo que debemos unir que se dedican dos horas oras a comer, por lo general de 14.00 a 16.00 cuando nuestros colegas europeos lo han hecho a las 13.00 y usando no más de tres cuartos de hora.

Estos retrasos, repercuten “avanzando” el día, haciendo que cuando nuestros vecinos abandonan su trabajo hacia las 18.00 de la tarde a nosotros nos quedan todavía dos horas por delante, puesto que nuestra jornada laboral, de media, finaliza a las 20:00 horas. Todas estas diferencias, se ven reflejadas en el “final de día”, que en Europa de media  está fijado a las 22.30, para acostarse, mientras que nosotros los españoles a esa hora registramos el mayor «prime time» en la televisión. Todos estos “desfases horarios, según los expertos, repercútenos en un incremento del estrés, y disminuyen el descanso necesario para el cuerpo, lo que hace que forcemos nuestros ciclos biológicos, repercutiendo en último término y de forma muy negativa sobre aspectos el estrés, el absentismo laboral y los accidentes.

Esta cuestión, no es el único tema objeto de revisión, dado que desde varios sectores se viene hablando de la necesidad de una racionalización de los horarios laborales, para favorecer la conciliación de la vida familiar y laboral, puesto que  «se trata de una tarea compleja, puesto que implica una transformación de nuestros usos y costumbres diarios, pero es innegable que los resultados nos harían converger con Europa en muchos aspectos en los que hoy estamos sumamente alejados, y muy particularmente en productividad, en competitividad, en conciliación y corresponsabilidad», según se desprende del texto elaborado durante cerca de nueve meses por este grupo de trabajo del Congreso.

En otro orden, de entre las conclusiones del informe se desprende la necesidad, a largo plazo, de modificar los actuales permisos de paternidad y maternidad, con el objetivo de favorecer la conciliación de la vida familiar y laboral e ir encaminado hacia unos permisos parentales iguales e intransferibles entre hombres y mujeres, lo que en la práctica supondría el incremento del permiso de paternidad, hasta equipararlo al de la mujer, establecido actualmente en 16 semanas, si bien esta medida, en palabras del propio informe “deberá llevarse a cabo en una mejor situación socio-económica, una vez superada la actual situación de crisis”.

Igualmente, los expertos creen conveniente que dicha normativa debería incluir también medidas en el ámbito laboral y de la negociación colectiva, incluyendo aquellas de responsabilidad social corporativa, con el objetivo de asegurarse la participación empresarial, en un camino en el que algunas empresas ya transitan, tratando con sus políticas de mejorar la calidad de vida de sus empleados, y en último término gozar de una imagen más responsable y conciliadora ante la Sociedad y sus clientes.